viernes, 8 de junio de 2012





La leyenda de los pueblos de la Zona Baja del estado Trujillo hay que rescatarla, ya que en ellos  se encuentran depositadas las almas de los desconocidos.
Desde entonces, los hechos más recientes que datan en los años 50 a 60 del siglo pasado, aun se mantienen en la memoria de muchos habitantes de nuestra población. Se convirtieron en leyenda Las Curvas del Sequión, Palo Amarillo y los Patedantos. Muchos de estos sitios todavía se conservan, con la diferencia que ya son centros poblados.
Asimismo, los patedantos o “Pata e’ Dantos” que están ubicados en el centro de lo que es ahora la parroquia Valmore Rodríguez del municipio Sucre como unos inmensos árboles, se encontraban ubicados en un paraje solitario, donde sus habitantes eran escasos transeúntes que ante la clemencia del trayecto recorrido y acompañado por la fatiga al igual que el sofocante calor, no encontraban mejor sitio que estos ramajes para refrescarse.
          La frondosidad de sus ramas parecidas a sombrillas no permitían la penetración de los rayos del sol. Ese sitio albergaba una hermosa laguna debajo de sus árboles que hacían apetecible su estadía. Su laguna calmaba la sed de las bestias de carga, las cuales también se hacían merecedoras del acogimiento hospitalario de los patedantos.
Además, fue sitio estratégico para los soldados que combatieron la feroz guerra de La Vichú, donde también se presume que fue testigo del paso de Simón Bolívar cuando se dirigía a La Ceibita.
Hoy al transcurrir el tiempo aun permanece tan solo un patedanto, el cual por ser sobreviviente ante tanta historia por ser vigilantes frente al progreso, su aspecto ya es de un anciano enfermo que se niega a morir, por lo que igualmente al caérsele cada rama es como lágrima de dolor. He aquí con este trabajo la muestra de respeto que se le da a una planta que hasta no hace mucho también fue considerada como patrimonio municipal por decreto.

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